1/12/2020

Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.
Lucas 4:38-39

Bendecido día amados, Jesús fue muy claro cuando dijo: Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Increíblemente ya pasaron dos mil años de que Jesucristo vino al mundo y nos reveló los secretos de su reino eterno, pero a pesar de eso y de todo lo que manifestó del poder de su Padre, los mundanos y aún muchos de los que se congregan en los templos, viven en discordia a sus enseñanzas.

Dentro de todos los milagros, las señales y los prodigios que realizó, permitió que se destacara el poder que tenía para sanar delegado por su Padre.

Al Señor le traían todos los enfermos de diferentes enfermedades y los sanaba a todos imponiéndole sus manos y los demonios dejaban los cuerpos, y se llevaban el padecimiento que habían provocado por causa del pecado.

Desde una gran fiebre como tenía la suegra de Pedro, hasta la lepra, que al instante desaparecía.

Aún un muerto, que después de estar metido en la tumba por cuatro días, y que ya tenia olor putrefacto, a su orden de que se levantara, salió del sepulcro totalmente recuperado.

Por lo tanto, no solo sanaba y regenerada cualquier deficiencia del cuerpo, sino que también resucitaba muertos.

El que relata este pasaje, es un medico llamado Lucas, que después de tener la experiencia de escuchar y ver actuar a Jesús, abandonó la medicina, y para sanar a los enfermos comenzó a utilizar los mismos medios que usaba el hijo de Dios.

Renunció a ser un especialista de una rama de la medicina, para convertirse en un sanador de cualquier padecimiento humano.

Dejo de usar para curar inyecciones, pastillas y jarabes y recurrió al poder delegado por el Padre celestial para perdonar pecados y expulsar a los demonios de los cuerpos.

Esta es la verdad que Jesús quiere que se nos revele, para que seamos libres de las ataduras del engaño de Satanás.

Quien se arrepiente de corazón y le sacan los demonios de su cuerpo, queda completamente sano de cualquier enfermedad.

Pastor Eliseo Laguna

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