Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
Mateo 10:7-8 ❤
Bendecido día amados, el evangelio se debe compartir y se debe realizar completamente gratis, de gracia recibisteis, dad de gracia.
Yo no puedo apoderarme de lo que no es mío y ponerle un precio.
Desde que entiendo que soy el fruto de una programación, me doy cuenta que no puedo cobrar por algo que le pertenece al creador y que lo quiere trasmitir sin ningún tipo de costo.
Por lo tanto cuando se pone un valor a un seminario, a un culto, a una sanidad o liberación, ese pastor está cometiendo un error.
Pero otra cosa diferente es cuando tengo que enseñar lo que la palabra exige por ordenanza de Dios.
Eso no es cobrar, no le pongo precio para trasmitirlo, y un verdadero Hijo de Dios lo tiene que cumplir si no quiere ponerse por su propia voluntad bajo maldición.
El libro de Malaquías dice: Malditos sois con maldición porque me habeís robado en los diezmos y en las ofrendas.
Eso lo dice Dios dentro de sus ordenanzas bíblicas.
Por lo tanto, debemos cumplir con estás exigencias de parte del Señor.
El diezmo es el diez por ciento de todos nuestros ingresos.
La ofrenda es un acto de fe, que valor le damos a la palabra que nos trasmite Dios considerando los cambios eternos que trae a nuestras vidas.
Mientras que los ricos daban de lo que les sobraba, una viuda pobre consideró que se merecía dar todo lo que tenía.
Jesucristo la exaltó por su corazón.
También el Señor exige la primicia de todas las cosas que nos traen un nuevo bienestar económico.
Planto un árbol de manzanas, tengo que entregar la primera cosecha, empiezo a trabajar en un nuevo empleo, tengo que entregar el primer sueldo. Eso es la primicia, de todo lo nuevo que reciba tengo que entregar la primera ganancia.
Les vuelvo a explicar, yo no puedo ponerle un precio a la enseñanza o ayuda espiritual que les pueda brindar, pero les tengo que trasmitir lo que Dios exige por mandatos bíblicos y los tenemos que obedecer, si queremos entrar en el Reino de Dios.
Pastor Eliseo Laguna