Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
2 Timoteo 2:3-4 ❤
Bendecida tarde amados, hoy muchos líderes que se habían alistado para militar en el ejercito del Señor, han hecho del evangelio un negocio.
Ya no quieren sufrir penalidades, si tienen que cumplir con sus compromisos con Jesús, pero tienen algún inconveniente familiar, con sus esposos, con sus padres, con sus hijos o con cualquier otro ser cercano, negocian para no sufrir y dejan sus responsabilidades en el ejercito del Señor.
Otros abandonan sus puestos por mejores empleos, empezar nuevos estudios, tomarse unas vacaciones, u otros placeres de la vida.
Perdieron el sentido de la responsabilidad militar y se vuelven a enredar en los negocios de la vida, sin tener entendimiento del daño y las perdidas de almas que le pueden ocasionar esas faltas tan graves al ejército del Señor.
He escuchado muchas veces que por causa de soldados irresponsables que abandonaron sus puestos de trabajo, o se durmieron cuando debían estar velando, los enemigos hicieron estragos en la milicia.
Si la negligencia no paso a mayores sufrimientos, estos nefastos soldados que abandonaron sus puestos, recibieron grandes castigos por parte de sus superiores y algunos fueron condenados a muerte.
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Hermanos, salgamos del engaño, ninguno que se alistó en el ejército del Señor puede volver atrás.
Jesús dice: El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de mí.
A Dios no le gusta perder ninguna batalla con el enemigo, porque el nos prepara para ir de victoria en victoria y de gloria en gloria.
Antes que el Señor de los ejércitos se enoje, tomemos seriamente la oportunidad de estar en su milicia y dispongámonos si fuera necesario, a morir por su reino.
Los soldados que vuelven victoriosos de las guerras, siempre reciben honores y galardones.
Pastor Eliseo Laguna