18/7/2020

Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.
Génesis 25:32-34 ❤️

Bendecida tarde amados, es sorprendente como seguidores de Jesús ignoran que Dios está involucrado en absolutamente todo, y por esta causa, muchos son bendecidos, pero muchos otros caen en maldiciones.

Esaú no tenía ni idea de la importancia que iba a tener ese guisado de lentejas en su vida eterna, no le dio la relevancia necesaria, saco a Dios del asunto y terminó recibiendo una gran maldición.

Pero más adelante en las escrituras, podemos apreciar que su hermano Jacob, arriesgo su vida por motivos de una comida, para obtener la bendición de Dios a través de su padre terrenal.

Isaac, el padre de los dos hermanos, estaba dispuesto a darle su bendición a Esaú, su primogénito, y Raquel la madre, una mujer sumamente espiritual y que había escuchado la voz del Señor, cuando aún tenía a los dos bebes en su vientre, al oir que esto iba a ocurrir, determinó que esa bienaventuranza sea para su hijo Jacob.

Isaac le pidió a su hijo Esaú, para darle su bendición, que antes le preparara un guisado con un cabrito que a él tanto le gustaba y Raquel escuchó esta conversación y decidió que fuera Jacob quien le llevara el guisado a su padre, para que se llevara la bendición de la primogenitura.

Era una situación extremadamente riesgosa, Isaac al descubrir el engaño podría enojarse y maldecirlo.

Pero, a pesar del riego que corría Jacob, Raquel preparo el guisado como le gustaba a su esposo y se lo dio para que se lo llevara, luego de prepararle un disfraz especial, para que se presentará ante su padre haciéndose pasar por Esaú.

El tema era que Esaú era sumamente belludo y Jacob era lampiño.

Lo destacado de todo esto, es que Jacob por la bendición de la primogenitura que su hermano había rechazado por un guisado de lentejas, se arriesgó a presentarse ante su padre Isaac con ese camuflaje y le llevó el guisado de cabrito que tanto le gustaba.

Un guisado de lentejas se convirtió en la peor maldición para Esaú, mientras que un guisado de cabrito fue la mayor bendición para Jacob.

Tienes que tener cuidado si consideras que Dios está en en algunas cosas y en otras no tiene relevancia, porque el está metido en todo.

Debes estar atento, permanecer en alerta, y analiza en que cosas cotidianas le puedes arrebatar la bendición a Dios.

Pastor Eliseo Laguna

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