El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
Juan 6:63-64 ❤️
Bendecido día amados, que difícil se les hace a las personas desglosar su ser y pensar que ante todo el Señor hizo al hombre un ser espiritual, que la carne es solo el estuche de la eternidad interna.
Tantos años engañados por Satanás, haciéndoles creer que uno es solamente lo que ve en el espejo, que cuando Jesús vino a revelar la verdad, muchos no la podíeron asimilar.
El Señor es muy claro en su palabra cuando nos enseña acerca de la creación del universo y del ser humano.
Del hombre dice que lo creo del polvo de la tierra y que sopló adentro de ese muñequito de barro, por su nariz, su aliento de vida y fue entonces el hombre un ser viviente.
Por lo tanto, si Dios no hubiese puesto espíritu dentro del muñeco, seguiría tirado sobre la tierra en el huerto.
Entonces, sabiendo esto y que se pudo mover por causa del espíritu que le dio vida,
¿Porque andas corriendo todo el día para satisfacer algo que es perecedero?
Preocupado por lo que le vas a dar de comer, de beber y como lo vas vestir al muñequito de barro y dejas a un costado, ignoras o rechazas el aliento de vida del Señor que es el que te permite estar parado.
Jesús vino a que recapacitemos o ya no sigamos atrapados en un engaño y podamos enfocarnos en lo que realmente tiene verdadero valor eterno, el espíritu.
Es el espíritu lo que le da vida al muñeco, la carne para nada aprovecha, el Señor vino a recuperar tu verdadera identidad y alimentarlo con su palabra.
Pero quienes no quieren salir del engaño y escuchan las palabras de Jesús, las sienten como azotes, porque duelen, les traen sufrimientos porque son contrarias a sus creencias terrenales y muchos por escapar de esa situación toman la decisión de matar al enviado de Dios.
Judas fue uno de ellos, se sintió ofendido con las palabras de su maestro, cuando lo reprendió porque robaba dinero para satisfacer las necesidades del muñeco y para callar las palabras del espíritu que salían de la boca de Jesús, tomo la loca decisión de entregarlo a la muerte.
Mi pregunta es, el día de hoy, ¿Para quien lo vas a vivir, para el muñeco, que al final de tu existencia va a volver al polvo, o para el espíritu, que tiene que ir al cielo o al lago de fuego eternamente?
El Señor permita que no seas de los que no creen.
Pastor Eliseo Laguna