2/3/2020

Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Lucas 11:21-23 ❤

Bendecido día amados, todas las personas antes de conocer a Jesús pasan por la etapa en la que el hombre fuerte armado guarda su palacio, se apodera y les gobierna el cuerpo.

Cuanto más pecadora es una persona, es mejor el palacio que le brinda a los demonios para que habiten en su cuerpo.

Pero cuando viene otro más fuerte, en referencia a Jesucristo, le vence y le quita todas sus armas en las que confiaba y reparte el botín, es cuando la persona verdaderamente puede decir que tiene paz y sentirse feliz.

¿Cual es el botín que Jesús nos permite recuperar? Todos aquellos beneficios que Dios había puesto en Adán y le fueron arrebatados por el diablo por causa de su desobediencia.

Al comienzo el Señor había creado a un hombre esplendoroso, lleno de paz, de alegría, de humildad, de mansedumbre y amor, y estos son todos los bienes que el diablo se apoderó y que nosotros los podemos recuperar cuando permitimos que Jesús entre en escena para defendernos.

Pero, a pesar de que el Señor nos puede devolver la herencia, la podemos volver a perder si no mantenemos una íntima relación con el Espíritu Santo, meditamos constantemente en su palabra, obedecemos a nuestros pastores y oramos sin cesar.

La falta de compromiso con el Señor para ejecutar el uso de estas armas, nos pueden bloquear espiritualmente y hacernos perder nuevamente el palacio.

Y es ahí cuando Jesús considera a algunos como aliados y a otros como enemigos.

Los que permanecen fieles a la victoria, van a lograr que otros que tienen sus palacios tomados por el diablo, quieran buscar a Jesús para que ellos también puedan recuperar sus herencias.

Pero los que retroceden por no haber usado correctamente las armas espirituales y vuelven a perder el botín por causa de la tibieza, el desgano, el mal humor, y algunos hasta lo abandonan, esos se convierten en sus enemigos.

En vez de ser instrumentos para juntar, el diablo los utiliza para desparramar.

¿De que lado estás?

Pastor Eliseo Laguna

Comparte el artículo

Email
Facebook
Twitter
WhatsApp

Iglesia Siglo XXI - Montevideo - 2020 - © Copyright