20/11/2020

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
Juan 8:42 ❤️

Bendecido día amados, es común escuchar a muchas personas decir que Dios es su Padre, pero el pecado es el alimento que tienen a diario, continúan mintiendo, adulterando, robando, discutiendo, no hay día que no piensen en hacer algún daño.

Personalmente, me fue de muchísima bendición meditar en el primer mandamiento de todos y entender, que el Señor nuestro Dios, el Señor uno es, esta revelación me trajo un cambio radical en mi vida, me revolucionó espiritualmente.

Pude comprender que si Dios es el único ser existente en este gran Universo, eso quiere decir que el bien y el mal son parte de su esencia, pero al ver el comportamiento y el proceder del Señor, discierno que el eligió solamente practicar el bien.

El determinó en su esencia, hacer prevalecer absolutamente en todo, la luz sobre las tinieblas.

Entendí, que lo que hizo el querubín Luciel, fue hacer que aparezca por su propio deseo en el universo, el mal que Dios nunca quiso que conociéramos, el degeneró dentro de él mismo, toda la buena información que el Señor le había puesto para manifestar el bien y se transformó en Satanás, el príncipe de las tinieblas, el provocador de la maldad.

El resultado terrible de este hecho, hizo que él único Dios se enfrentara con el mismo y en su misericordia, ideó el plan de rescate para nuestras almas, para poder ayudarnos y que dejemos de ejecutar la maldad, para eso, envió a su unigénito hijo a este mundo, para que nos enseñe que es lo que le agrada a su Padre y que es lo que detesta de su esencia, para que nos apartemos definitivamente.

Por lo tanto, los que decimos que Dios es nuestro Padre, amamos a Jesús, porque comprendemos que existe solamente un Dios, y solo él, es el que podía venir para enseñarnos el camino de la verdad y que nos apartemos de todo pecado, para agradar a nuestro progenitor.

El pecado, es la parte mala de la esencia de Dios, la que el no quería que conociéramos, pero que Luciel, por su soberbia, codicia y rebeldía nos hizo conocer y solamente Jesucristo, nos puede revelar el corazón del Padre celestial, para liberarnos y que volvamos a sus brazos.

Quien sabe está verdad, es imposible que no se enamore perdidamente de Jesús.

Pastor Eliseo Laguna

Comparte el artículo

Email
Facebook
Twitter
WhatsApp

Iglesia Siglo XXI - Montevideo - 2020 - © Copyright