No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
Lucas 6:37 ❤
Bendecido día amados, por dónde usted mire las escrituras, Dios nos está alertando que él es el único creador y nosotros su creación.
Nadie tiene derecho a hablar de una forma despectiva de lo que realizó otro.
No es su obra, entonces, porque murmurar, juzgarla o criticarla de mala manera. Se puede hacer una crítica constructiva, con la intención de que su creador la pueda mejorar, como un buen consejo.
Eso, es bien aceptado por cualquier persona inteligente que está en busca de la superación personal. Pero la mala crítica es inaceptable.
Por lo tanto, Dios no permite como creador que nadie se atreva a cuestionar su obra. Ninguno tiene el derecho de juzgar, condenar y no perdonar a otro ser humano.
El Señor como único creador es el que tiene esa potestad y no acepta que nadie se ponga en su lugar para juzgar, condenar y no perdonar lo que no entiende y no le pertenece.
El ser humano que comete ese error, el mismo se está poniendo el lazo en su cuello, está provocando que su propio creador lo termime desechando.
Lo que Jesús nos quiere hacer entender con esto, es de que solo él está en esa condición por ser el dueño absoluto de todo lo creado y nosotros no tenemos ningún derecho sobre su obra.
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Por eso, solamente cuando un hijo de Dios, está en una muy buena relación con Jesús, es autorizado a corregir a otros, con el único fin de que se arrepientan y enderecen sus caminos torcidos para que continúen su transitar a la casa del Padre celestial.
Ese hijo, no se está poniendo en el lugar de Dios, juzgando, condenando y no perdonando. Al contrario, como está en la sintonía espiritual con su Padre y conoce su voluntad hace todo lo que está a su alcance para que los demás logren la salvación.
El juzgar y condenar, te pone a tí, bajo el mismo juzgamiento y condena de parte de Dios.
De igual manera, quién eres tu para no perdonar lo que Dios perdonó o está dispuesto a perdonar si la otra persona se arrepiente.
Cuide con temor y temblor su intimidad con Dios, para no equivocarse y poder ser de bendición.
Pastor Eliseo Laguna