Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
Marcos 4:8 ❤
Bendecido día amados, cuando la palabra del Señor brota en nuestros corazones, nos tenemos que preparar para vivir el éxito.
Lastimosamente pocos viven en este mundo buscando que esa siembra les sea otorgada del cielo, tienen semillas de diamantes en la biblioteca llenas de polvo. Algunos las tienen sobre la mesita de luz, y otros metidas dentro de un baúl, en un depósito, junto con las cosas que ya no usan.
Pero el que se preocupo por sembrar el manzano, espera pacientemente para deleitarse comiendo sus manzanas. Así también el hijo de Dios que se esmeró por hacer sembrar la semilla del Padre celestial en su corazón.
Ahora es importante que entienda que cada semilla de Dios tiene un potencial ilimitado para dar frutos, pero sus resultados van a estar sujetos a la fe de cada sembrador.
Uno puede creer que una semilla de manzana le va a dar un árbol lleno, otro puede confiar que con la misma semilla va a tener una huerta de manzanas, y otro puede creer que esa pequeña semilla puede reproducirse y multiplicarse para llenar el mundo entero con árboles de manzanas.
Es por esa causa, que con la misma semilla unos cosechan al treinta, otros al sesenta y otros al ciento por uno.
Es una sola semilla, con la misma esencia, equipada ilimitadamente, pero cada sembrador va a cosechar hasta dónde pueda creer que esa semilla le puede dar frutos.
Uno puede creer que el Señor lo va a utilizar para evangelizar a su barrio, otro a su país y otro al mundo entero.
Si plantas la semilla del Señor vas a cosechar sus frutos, preparate para el éxito, pero tu fe en la semilla, es lo que va a marcar la diferencia en los resultados.
Pastor Eliseo Laguna