24/8/2019

Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
Mateo 5:39 ❤

Bendecida tarde amados, cuando se vive bajo el reinado del diablo, es lógico devolver el golpe con el cual nos han lastimado, sea físico o verbal.

Pero cuando uno tiene un encuentro personal con el Señor Jesucristo, la situación debe cambiar rotundamente, nuestra nueva forma de proceder debe impactar a nuestro oponente y esperar a ver cual es su reacción.

Evidentemente cuando llegamos a Jesús, las malas costumbres, obras y palabras que habíamos sembrado antes, no desaparecen, debemos esperar cosechar las consecuencias, pero es en ese momento, que tenemos que manifestar el cambio y sembrar las nuevas semillas.

Por eso, va a ser normal que cuando me encuentre con mi viejo oponente, me quiera pegar en la mejilla, pero ahora en vez de devolverle el golpe, le pongo la otra.

Cantidad de errores hemos cometido durante nuestras vidas, muchos malos tratos, muchas discusiones y peleas que le hemos proporcionado a otros y también a sucedido a la inversa.

Lo importante es saber si luego de conocer a Jesucristo, obtuvimos la renovación de los pensamientos necesaria para poner la otra mejilla.

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¿Si te encuentras o recuerdas las viejas malas experiencias que tuvistes con otras personas, tu corazón sigue sintiendo para obrar de la misma manera?

¿Aparece la señal del odio, la envidia, el celo, la murmuración, el griterío, los golpes de mejillas? o ¿cuando tienes nuevamente el encuentro o recuerdas nuevamente lo ocurrido, fluye en ti la misericordia, el amor y el deseo de pedir perdón o el aceptar el perdón de la otra persona?

Si tu reacción es acorde a la primera situación, entonces Jesús, aún no es el Señor de tu vida.

Pero si tu forma de obrar se mueve entorno a la segunda, has dejado de ser un ciego y estás en la condición de guiar a otros al camino de la luz.

Solo nuestro perdón hacia los demás, provoca en el Señor la señal necesaria de alivio, para que alcancemos su misericordia.

Pastor Eliseo Laguna

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