No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:15-17 ❤
Bendecida tarde amados, estamos comenzando a vivir los últimos tiempos y seriamente deberíamos chequear nuestros comportamientos delante de la palabra.
No en vano Jesús hace la pregunta ¿cuando regrese, hallaré fe en la tierra?
No encontrar fe, significa la perdición eterna de las almas. Pero esta pregunta, da a entender, como que pocos pueden llegar a ser los privilegiados que van a estar en esa lista.
Y la clave principal de evaluación para descubrir a los que permanecen para siempre, es si están viviendo de acuerdo a la voluntad del Padre celestial.
Ahora te habrás detenido a leer este mensaje, pero segundos antes, ¿consideras que lo que estabas haciendo, era la voluntad del Padre de este día para ti?
Lo que hicistes ayer y anteayer, cuando te acostastes ¿podes decir yo hice la voluntad del Padre?
Amar al mundo abarca muchísimos pecados, puede ser haber tenido una velada romántica con tu esposo, acompañar a tus hijos el primer día de colegio, haber trabajado en un lugar dónde te pagaron cien dólares la hora.
Te pongo estos ejemplos, porque se que son muy comunes en personas que dicen seguir a Dios y se están perdiendo.
No améis al mundo, significa no ver a tu esposa como esposa y a tus hijos como hijos. Esto quiere decir que tienes que ver a cada persona cercana a ti, cualquiera sea el parentesco, como si fuera tu hermano. O mejor dicho, si los ves desde el punto de vista espiritual, son tus hermanos.
Entonces viendo a las cosas de este mundo con esa perspectiva espiritual, ante cualquier situación que se te presente, en las que el diablo te quiera tentar, siempre le vas a dar prioridad a la relación con el Padre celestial.
No va a venir ninguna tentación o prueba que no puedas superar, si verdaderamente tu consideras que el Padre celestial, es primero ante cualquier situación que te toque vivir.
Abraham puso primero a Dios antes que a su hijo Isaac. David puso primero a Dios antes que a su esposa Mical. Jefte por una promesa a Dios, tuvo que entregar a su hija en sacrificio.
Tristemente mirando hoy el comportamiento de los miembros, veo que son pocos, los que van camino al cielo.
Te repito, ¿estás seguro, que en lo que va de este día, hicistes la voluntad del Padre?
Pastor Eliseo Laguna