Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Gálatas 1:8 ❤
Bendecida tarde amados, con este pasaje me siento sumamente identificado con el apóstol Pablo, y quiero aclarar de que sentirme identificado no significa que me ponga a la altura de él.
Como decía Juan el Bautista acerca del Señor Jesucristo:
Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
No me refiero a la capacidad espiritual, sino que al sistema de protección que utilizaba para no pecar.
Pablo era un hombre que sabía ponerse sus murallas mentales, para que en los momentos de posibles tentaciones, estás sean impenetrables en su corazón.
El decía: Si en algún momento les llego a predicar un evangelio diferente del que les enseñe al inicio, que me vuelva un anatema, o sea un maldito.
Imaginese que tremenda muralla mental se puso para protegerse de posibles tentaciones por causa de querer agradar el corazón de los hombres y desechar la voluntad de Dios.
Cuantos ministros, que al comienzo empezaron a predicar con firmeza espiritual, hoy se la pasan negociando con sus miembros, para que no se retiren de sus congregaciones.
Muchos ya no quieren predicar del pecado, del compromiso radical que el Señor demanda y mucho menos hablar del infierno.
Esta última palabra desapareció de sus vocabularios.
Pablo tenía una protección tremenda en su mente, una muralla, si algún día llego a hacer esa locura que me convierta en un maldito.
Y en eso es en lo que me identifico con Pablo. Yo he sabido ponerme algunas murallas nentales para evitar caer en pecado.
Una de ellas, es confesar constantemente: Si no oro me muero.
Esa es una gran muralla porque caer en tentación por no orar, eso significa traicionar al Señor y a su Reino.
Y la otra gran muralla que me puse es: Siempre les digo a mis miembros, si algún día el Pastor Eliseo Laguna, les cobra para predicarles la palabra de Dios, o para sanarlos o liberarlos, entonces no vengan más cerca de mi.
¿Se imaginan algo tan grave, como cobrar para trasmitir un mensaje de Dios, sanar a un miembro o liberarlo?
Ese es un gran mal, apropiarme de algo que le pertenece solo a Jesús y lo utilizo para mi beneficio económico.
No solo soy un ladrón, sino que también me pongo en el lugar de Dios. Que tremenda maldición.
Por eso les digo a los miembros, que si algún día caigo en la locura de cometer ese error, no vengan más, así al ver que ningún miembro vino a escucharme, tengo la posibilidad de recapacitar, de arrepentirme y que capaz logro que Dios me perdone.
Las murallas mentales, son muy efectivas para cuidar con temor y temblor la salvación.
Pastor Eliseo Laguna