No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Mateo 7:6 ❤
Bendecida tarde amados, es impresionante como el Señor, dependiendo la situación espiritual de los hombres, los compara con diferentes animales, aves o reptiles.
El Señor mismo por su proceder humilde y manso, se comparó con un cordero que vino a quitar el pecado del mundo y por esa causa noble, su creación perversa lo llevó a la cruz, al matadero.
A los fariseos, saduceos y escribas los llamaba serpientes, generaciones de víboras, porque querían enseñar la palabra, pero sin ponerla por obras. Y hoy podemos apreciar que hay muchos líderes que también se los debería llamar de esa manera.
A muchos de sus hijos los incentiva a volar como las aguilas, a tener pensamientos ilimitados.
A otros a tener el corazón de un león, para estar firmes y valientes para enfrentar al enemigo y derrotarlo.
Y a otros también a tener la fuerza del búfalo, para seguir llevando adelante a todos aquellos que son débiles en la fe y viven desanimados.
Pero el Señor a otros los llama perros, y manda a sus hijos a que no les den lo santo.
¿Quienes son perros?
Todos aquellos a los que varias veces se les ha aconsejado y han rechazado obedecer al creador.
El verdadero hijo de Dios, antes de dar un consejo, busca la presencia del Señor para recibir la orientación divina antes de hablar, busca la forma de que la otra persona sea santificada.
Por ese motivo, siempre antes de responder a la dificultad del otro, consulta al Señor Jesús que le tiene que decir.
Pero después que le trasmite al oyente el consejo del Señor, nuevamente vuelve a pecar. Jesús dice que esa clase de personas son perros.
Y también a otros los llama cerdos, a los cuales no le debemos dar las perlas.
¿Quienes son cerdos?
Los que lo abandonaron, que se fueron de la casa, pero a veces nosotros intentamos traerlos nuevamente con revelaciones que el Señor nos da de su palabra.
Al cerdo hay que dejarlo solo, a ver si en algún momento le pasa lo del hijo pródigo y recapacita de su grave error. Cuando se vio en el chiquero queriendo comer de las algarrobas de los otros cerdos, ahí entendió que en la casa de su Padre había abundancia de pan, abundancia de perlas.
Evite por favor comportarse como víbora, como perro o como cerdo, estas tres especies terminan en el infierno.
Pastor Eliseo Laguna