HIJOS DEL VECINO
Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
Salmos 5:12 ❤️
Bendecido día amados, a pesar de que deberia ser evidente, pocos creyentes saben cual es el principal motivo por el que se tiene que ir al templo.
La mayoría de los seguidores de Jesús se acercan a él, buscando los beneficios terrenales, quieren una sanidad, que les de un buen trabajo, que le mejore la relación con su marido, que le saque a su hijo de las drogas, le piden una casa, le piden por un viaje, etc. Y no saben, que el principal motivo por el cual lo deben buscar, es para que les quite la personalidad de Satanás, que tienen arraigada desde el nacimiento, por consecuencia del pecado de Adan, la maldición heredada.
El Señor Jesús dice: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
El hambre del cristiano, debe estar enfocado en pedirle a Dios que le revele un nuevo pecado de los que viene cometiendo, para arrepentirse y eso, es lo que le provoca la sed de la sangre de Jesús, para que su error sea borrado por completo.
Cada pecado eliminado de la vida del creyente, lo hace cada vez más justo, ese cambio de postura en el corazón,, le va dando cada día más, la personalidad del Hijo de Dios y eso es lo que le provoca la bendición.
A medida que va siendo justificado y restaurado, se va notando cada vez mas el obrar de Jesús en su vida, y esa nueva personalidad adquirida, es la mejor protección contra la obra del enemigo.
Por eso, las personas que se acercan por los beneficios a los templos, cuando los pastores los quieren tratar como a hijos y los empiezan a corregir para que crezcan espiritualmente, no resisten las correcciones.
Cuando los empiezan a exhortar, a reprender y disciplinar, para quitarles la personalidad de las tinieblas, Satanas, se los lleva rápido, para que no cambien y los pueda seguir gobernando.
Tristemente, esta es la particularidad de los creyentes que se la pasan cambiando de iglesia, cuando el pastor comienza con la disciplina de padre, demuestran que son hijos del vecino.
No hay escudo mayor que la santidad, cuando alguien la busca con hambre y sed, no hay demonio que se pueda acercar.
La santidad, es la mayor fuerza del creyente, y el regocijo del Padre celestial.
Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
Pastor Eliseo Laguna