LA RISA DE DIOS PUEDE SER PELIGROSA
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Marcos 4:22-23 ❤️
Bendecido día amados, que importante es tener la facultad de oír lo que Dios nos enseña en su palabra.
Es impresionante que Jesús le predicara a multitudes y tuviera que terminar sus mensajes diciendo: Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Muchos creyentes, aunque pasan años congregándose, nunca llegan a conocer verdaderamente quién es Dios, y con el hecho de ocultar o esconder cosas, demuestran la ignorancia que tienen de su poder.
Siempre que pienso en este tema, me viene a la memoria la situación de Sara, cuando los angeles que visitaron a Abraham le dijeron que iban a tener un hijo después de viejos y ella, que estaba escondida, escuchando, se rio.
Y los ángeles le dijeron a Abraham: ¿Porque Sara se rio? Acaso hay alguna cosa imposible para Dios.
Y Sara se dejo ver por ellos y les dijo: No me reí, y los ángeles le contestaron, si, te has reído y ella enmudeció.
Y esto es lo que va a acontecer con todos aquellos que piensan que pueden ocultar o esconder cosas de Dios.
Llegará el día, que los burladores van a ser burlados por el Señor, porque no hay nada oculto que no sea manifestado y escondido que no haya de salir a luz.
El que es puro no necesita tener una clave en su teléfono, tampoco esperar a que su jefe no lo vea para hacer cebo, o esperar a que todos se duerman para ver pornografia por Internet.
Y estos son pequeños ejemplos, otros creen poder tapar un asesinato, un robo, una violación, un engaño matrimonial, etc.
Dios a través de esta palabra, te esta dando la posibilidad de blanquear tu vida y seguirlo de corazón, antes que sea demasiado tarde y te llegue el día del juicio y sea él, quien se ria y se burle de ti.
El Señor dice en proverbios: Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis, También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;
El que tenga oídos para oír, oiga.
Pastor Eliseo Laguna