23/8/2021 – TIENES QUE SER COMO EL VIENTO

TIENES QUE SER COMO EL VIENTO

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Juan 3:8 ❤️

Bendecida tarde amados, que fácil es para un creyente hacerse un chequeo personal y saber que nivel de cristiano es.

Los verdaderos hijos de Dios, dice la palabra, que deberían ser como el viento, que sopla de donde quiere y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni a donde va.

Cuando un discípulo está dispuesto a entregarse por completo a la voluntad del Señor, ni se imagina de que manera el creador lo va a utilizar.

La obra de Dios es impredecible, el está constantemente confundiendo al enemigo con sus acciones, para demostrarle que está debajo de sus pies.

El diablo, nunca imagino que llevar a Jesús a la Cruz, era la voluntad de su Padre, para que terminara definitivamente con el control que tenía sobre el pecado y la muerte.

Tampoco imagino, que cuando Moisés quedo sin salida frente al mar, el Señor le iba a permitir que lo abriera, para que los hebreos pasen a la otra orilla por tierra seca y que los soldados egipcios quedaran todos muertos debajo del agua.

Entonces, el Señor solamente puede realizar obras grandiosas, con aquellos que se dejan utilizar por él, para que puedan actuar como el viento.

El viento, no sabemos de donde viene y a donde va, pero cuando actúa, puede movilizar a una persona de la forma que quiere y también le deja sentir su sonido.

Con un verdadero creyente acontece lo mismo, no sabe de que manera el Señor lo va a utilizar cada día, no tiene idea en donde va a comenzar su jornada, espera sus directivas, pero al lugar a donde el Señor lo envía, por las palabras que habla y las acciones que tiene, deja presente que el Señor está con él.

Y tampoco sabe en donde lo va a terminar, pero por donde pasa el hijo de Dios, siempre hace que la obra del creador sea manifiesta.

¿Cuánto tiempo de tu día tienes el comportamiento del viento?

Las obras gloriosas están preparadas para aquellos que determinan vivir de esta manera, se entregan por completo en las manos de Jesús, y entonces aparecen y desaparecen en diferentes lugares de formas inesperadas, hacen y deshacen obras sin presedentes, por donde ellos pasan, dejan las huellas de Dios.

José estaba sirviendo a su padre Jacob y de repente fue trasladado a la tierra del faraón, pero a su paso, dejó el sonido del creador delante de todos los egipcios.

David estaba en el campo pastoreando ovejas y fue llevado como el viento al Palacio del Rey, y todos sus enemigos sintieron el sonido del Señor.

El verdadero hijo de Dios, es como el viento.

Pastor Eliseo Laguna

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