4/2/2021

no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Hebreos 12:16-17 ❤️

Bendecido día amados, la vida de Esaú, es de esas que te hacen reflexionar seriamente, acerca de si uno es consciente de la bendición que es tener un cargo de honor en la iglesia.

Esaú, era el primogénito de Isaac, uno de los patriarcas que cargaban con la promesa que Dios le hizo a Abraham, para bendecir por generaciones a los hombres de la tierra.

Sin embargo, Esaú, ignoro de tal manera el propósito del Señor para su vida y su descendencia, que no le importó cambiarle su bendición a su hermano por un plato de lentejas.

La escritura lo describe como un hombre profano, que no tiene preocupación por lo santo, ni tampoco sirve para fines sagrados.

Y estamos viviendo tiempos donde muchos acarician el comportamiento aborrecible de Esaú, son escogidos por el Señor para tener un cargo importante en el reino y tener un gran ministerio que podrían bendecir a varias generaciones, pero viven como si no les importara, prefieren cambiar dicha bendición por satisfacciones terrenales o carnales.

La palabra dice claramente:
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

La preocupación del hijo, de Dios debería estar enfocada, en trabajar por obtener primeramente la satisfacción espiritual, el alimento de la palabra y la vestimenta del Espíritu Santo, que son las bendiciones divinas para vivir plenamente feliz.

También dice la escritura hablando materialmente, que teniendo comida, y vestido deberíamos estar satisfechos.

Pero hoy hay miembros con liderazgo, que su preocupación es el dinero, viven atormentados pensando en sus finanzas, y están ciegos espiritualmente y no perciben, que un hermano que sabe de la honra de servir a Dios, está tomando su lugar y su bendición.

Otros como Esaú, cambiaron la bendición por la familia, por una mujer, por un deporte, por una profesión, etc.

Fue tan grande el desprecio que le hizo Esaú al Señor, que Dios lo terminó desechando y cuando reaccionó de su gravísimo error y lloró amarfamente por la recuperación, ya era tarde, otro que amaba a Dios cargaba con la gloria.

Yo se que pueden ignorar este mensaje y pasarlo por alto, pero si eres miembro de Iglesia Siglo XXI y me consideras tu pastor, no cometería esa locura, quizás todavía hay tiempo, de que el Señor te escuche y mantenga su presencia sobre tu vida.

Hay otros que también, por años se les ha predicado el evangelio y lo único que le respondieron al Señor fueron palabras de rechazo, o le siguen diciéndo: Espérame un poquito más, todavía no ha llegado mi tiempo.

No permitas que se te escape la bendición por un plato de lentejas, ni por diez trillones de dólares.

Pastor Eliseo Laguna

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