CARTAS DE CRISTO
siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
2 Corintios 3:3 ❤️
Bendecido día amados, una ves escuche que un pastor dijo: Vayan y prediquen y si es necesario hablen.
Que gran verdad, no hay nada como ver el obrar de una persona, para saber que es lo que está escrito en su corazón.
Ni siquiera podemos confiar en lo que habla, porque puede decir una cosa y hacer otra.
Jesús decía de los falsos religiosos de su época: Hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que ellos hacen, porque dicen y no hacen.
Y se refería a ellos como hipócritas, y esta es la capacidad de autoengañarse a uno mismo, saber que piensa algo en el corazón, pero cuando habla dice lo contrario.
Muchos le dicen a otro, buenos días, con una sonrisa en su rostro, pero mientras le dan la mano, por dentro piensan, que lástima, todavía no se murió.
¿Cuál es la verdad de lo que siente?
Pero es diferente cuando uno ve el obrar de la persona, especialmente en los momentos extremos de su vida, ahí no tiene lugar la hipocrecía, en esos instantes se revela lo que verdaderamente tiene en el corazón.
La escritura dice: El árbol malo no puede dar buenos frutos y el árbol bueno no puede dar frutos malos, por los frutos se conoce el árbol.
Pablo decía de los corintios que eran cartas escritas enviadas por ellos, que revelaban a Jesucristo, escritas no con tinta, sino por el Espíritu del Dios, no sobre tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
Los seres humanos nos revelamos al mundo en un noventa y tres por ciento por la expresión corporal y un siete por ciento por lo que hablamos.
Que dichosos podríamos ser, si nuestros pastores pudieran decir de nosotros, que somos cartas enviadas por ellos al mundo, escritas por el Espíritu de Dios y en tablas de carne del corazón.
Pastor Eliseo Laguna