5/4/2021

Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
Eclesiastés 2:11 ❤️

Bendecido día amados, este versículo me hace meditar en el triste despertar que muchos un día van a tener, cuando resuciten de la muerte y se den cuenta que todo lo que hicieron durante sus vidas no les sirvió espiritualmente de nada, pero ya no van a tener vuelta atrás.

La resurrección después de la muerte física, es algo que le va a acontecer a todos los seres humanos, la única y gran diferencia, es que unos serás levantados de la muerte para ser bendecidos y recibidos en el reino de Dios, y otros para ser condenados eternamente y vivir por siempre en tormento.

Me pasa que cuando les quiero trasmitir esto a los empresarios, me escuchan y algunos con mucha atención, pero después con los hechos me ignoran, veo que como comerciantes siguen buscando caminos para ganar dinero, pero no le dan ninguna importancia a la vida espiritual.

El rey Salomón, reconocido por muchos como el hombre más poderoso del mundo, un día que se detuvo a mirar todo lo que había logrado y medito en ello, se dio cuenta que todo era vanidad, algo sin sentido y por ende una aflicción para su espíritu.

Todo lo que había logrado estaba distanciado de lo escencial de la vida y al ver el imperio que tenía, le provocó una gran aflicción espiritual, se dio cuanta que priorizó los placeres de la carne a la relación con el creador.

Sin ambargo cuando alguien logra construir un reinado en la tierrra pero basado en la relación con Jesús, los resultados son totalmente opuestos, porque cuando se detenga a mirar la obra que ha hecho, se dará cuenta de la alegría que siente en su espíritu.

En mi caso, me dedico a vender máquinas y herramienta y algunos artículos para el hogar, y si vendo algún producto y no está Jesucristo como centro de esa comercialización, ese negocios se convierte en un fracaso, por mas ganancia que me pueda dejar.

Pero cuando lo hago motivado por la obra de Dios, no solo disfruto de la venta, sino que también, mi espíritu se regocija, porque se que después de muerto, cuando el Señor me resucite, me lo va a retribuir.

Lo que para algunos le es una aflicción espiritual, para otros, le es una gran bendición, la diferencia está, si en lo que se realiza, Jesús, es el motivador de la acción.

Mira y medita, si las obras que haces debajo del sol, te alejan o te acercan mas a Dios.

Pastor Eliseo Laguna

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