Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Génesis 3:8 ❤️
Bendecido día amados, una de las características de la persona engañada por el diablo, es que cuando comete un pecado, en vez acercarse a Dios y humillarse pidiendo perdón, se esconde, porque la soberbia no le permite enfrentar la situación.
Esa es una de las más destacadas, y si el Señor no lo llama a su presencia para tratar de blanquear la situación, prefiere pasar por alto lo sucedido, como si no fuera a tener futuras consecuencias espirituales, se resiste a reconocer que se equivocó o anda buscando a quien echarle la culpa de lo sucedido.
El discípulo del Señor inteligente y que conoce algo del mundo espiritual, ante el error que pudo cometer, decide soportar cualquier corrección y cualquier disciplina que se le ponga, antes que estar tapando lo sucedido o esconderse de sus autoridades, permitiendo que la soberbia le gobierne el corazón y así acumular ataduras que debería saber que le cierran todos los caminos a la bendición.
La soberbia neutraliza por completo toda manifestación del Espíritu Santo, para que él pueda convencer de los pecados cometidos.
Muchas veces la soberbia es tan grande que te victimiza, te ciega los ojos a la verdad y te ubica en el lugar del incomprendido, el mártir, el invalorado.
La soberbia siempre está buscando a otro para echarle la culpa de lo que le pasa y no reconoce las desobediencias cometidas.
Lo peor que puede hacer una persona que se dice cristiana, es esconderse de su pastor, cuando está siendo utilizado por el Señor para que le marque y le ayude a reconocer su error y entonces le pueda extender la mano y lo auxilie antes que se hunda.
Pastor Eliseo Laguna